Son mitos y leyendas de antaño que se vivieron alrededor de la casa de Hacienda, donde se contaban cuentos, unos reales, otros fantásticos como el de este hombre. Se lo conocía por ser tomador empedernido y mujeriego. En una de sus noches locas de bohemia, tragos y mujeres, regresaba a su morada en la casa de hacienda. Al intentar abrir la puerta se encontró con la cerradura remordida, por lo que empezó a forcejear la puerta. De pronto bajaron las sombras de la noche fría y apareció una mujer vestida de negro y cubierta el rostro con un gran velo. Ella le ofreció su ayuda. Mientras luchaban con la cerradura se escuchó un ruido ensordecedor y con un rechinido infernal la puerta se vino abajo. Mediante un rápido movimiento la mujer se despojó de sus vestidos y del velo que le cubría y apareció un esqueleto con una horripilante calavera. El hombre cayó al suelo desmayado y echando espuma por la boca. Cuando recuperó el conocimiento, se le fue la borrachera y juró no volver a tomar licor ni mirar mujer alguna.
Relato de
Dibujos por Alejandra Bolaños, Diana N.
La Tola 